lunes, 2 de diciembre de 2013

Octava semana en el paraiso

Otra semana de clase normal y corriente, nada remarcable sucedió esos días. Las clases son muy divertidas y el tiempo pasa muy rápido.

Sin embargo lo mejor de la semana llego el finde. Sin habérmelo pensado demasiado bien (lo digo por el medio de transporte) me embarque el viernes por la noche en un autobús rumbo a Kyushu. Debido a la extrema tacañez que sufro elegí el autobús mas barato que encontré y eso me paso factura. Fueron 12 horas de viaje en un asiento estrecho, sin sitio para mis piernas y al lado de un chico que no se quito el plumas en todo el viaje, así q casi todo el rato tenia que esta doblado para caber.

Pero merece la pena cualquier cosa con tal de volver a verla. Kaori llegaba mas tarde que yo, así que para hacer tiempo di una vuelta por la estación, donde vi varios Sumos (vestidos, no luchando) son increíblemente grandes! y muy respetados, se notaba mucho en la actitud de los japoneses cuando pasaban por su lado.



Por fin llego Kaori, pusimos rumbo al hotel para dejar nuestras cosas. El hotel me sorprendió muchísimo, en un barrio que parecía de gente muy humilde, el edificio exaltaba porque parecía una casa de madera prefabricada, pero de diseño, cuadrada de dos pisos, con techo plano. Cuando nos acercamos pude leer un letrero que decía Coffel, entonces mire delante y vi que era un bar, no un hotel. Yo no entendía nada pero Kaori entro decidida y pregunto por nuestra habitación.

El dueño amablemente abrió una puerta al fondo del bar y nos invito a entrar, allí, unas sabanas marrones colgaban del techo hasta el suelo, sujetadas por una estructura de madera. En favor de aquel extraño lugar he de decir que todo parecía nuevo, recién construido y la decoración invitaba a entrar.

El dueño movió una de las sabanas y vimos lo que eran dos camas (desechas) con una mesita en medio y una niña saltando entre las camas. -Aqui podéis dejar las cosas- nos dijo el dueño.

Una vez fuera me atreví a preguntar a Kaori si esa iba a ser nuestra habitación y ella respondió que si. Entonces entendí el cartel de la puerta que había visto antes. Coffel, Caffe Hostel. (Justo cuando pensaba que estaba todo inventado)


Tras dejar las cosas dimos una vuelta por el barrio, ya que eran fiestas y había mucho ambiente en la calle, poco después decidimos poner rumbo a una pequeña isla cercana que queríamos visitar (Cuyo nombre soy incapaz de recordar). A medio camino nos entro el hambre, así que paramos a comer. tras la comida ya era demiaso tarde para ir a la isla, así que nos quedamos viendo tiendas en un gran centro comercial.

Kaori no se encontraba muy bien, así que pronto volvimos al hotel.

El domingo si que pudimos ir a la isla, antes pasamos por la estcion de Hakata para desayunar.


La isla resulto ser muy pequeña, pero nos ofrecía unas vistas geniales de Fukuoka.


El "otoño" japonés acababa de comenzar, las hojas de los arboles estaban enrojeciendo.


Fuimos a un parque donde la publicidad decía que había muchísimas flores de colores, pero al llegar vimos que había que pagar mucho dinero y nos dijeron que no era época de flores, que no había casi ninguna, así que decidimos pasear por la zona.



Cuando empezó a oscurecer volvimos a Fukuoka ya que mi autobús salía temprano hacia Nagoya, aunque aun nos dio tiempo de hacer algunas fotos mas.





3 comentarios:

  1. Hola Luis B., ya veo las fotos y lo bien que lo habeis pasado.
    Jajaja, haceis una pareja de pelicula!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    ^_^

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  2. Veo q disfrutas! .superma

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