jueves, 4 de septiembre de 2014

La fabrica en ruinas

La maquina al fondo hace un ruido rítmico "psss psss pum, psss psss pum". El ventilador refresca mi cara, no hace calor, pero el polvo del edificio hace indispensable su uso.

Me doy cuenta de que el movimiento de mis manos esta acompasado con el ruido de la maquina, no se cuanto tiempo llevo allí trabajando, quizá 10 minutos, quizá 1 hora. Es el segundo día que trabajo allí así que no puedo hacer otra cosa que no sea lijar los bordes de los ladrillos y limpiar las lejas donde se almacenan. Es un trabajo monótono, pero importante. Me permite pensar aunque mis pensamientos muchas veces se convierten en sueños y me descubro a mi mismo despertándome de golpe.

Pero hay una cosa que merece la pena de este trabajo que hago durante 8 horas casi seguidas, ella. De vez en cuando nuestras miradas se cruzan, me sonríe, le sonrío. Otras veces se acerca hasta mi y me dice: estas aquí, no puedo creerlo, estamos trabajando juntos. Otras veces la observo yo sin que ella lo sepa, sus movimientos rápidos pero seguros. Corta y almacena los ladrillos recién hechos. Sin duda alguna es diferente al resto de personas. 

Miro alrededor, la fabrica no es como pensé en un primer momento, la estructura es de madera y metal, pero el metal esta tan oxidado que parece madera. las paredes son de chapa, en algunas partes el viento ha hecho saltar la chapa y se puede ver el cielo. Hoy esta nublado, hemos tapado las pilas de ladrillo porque cuando llueve el agua se filtra por el techo y lo inunda todo. 

Un ruido fuerte suena detrás de mi, otro trozo de chapa ha caído, entonces me fijo mejor en el lugar que me rodea, en un lugar en el que antaño trabajaron mas de 50 personas, ahora se amontonan las pilas de ladrillos, cajas, barriles y toros mecánicos rotos. Las dos ultimas personas que allí trabajan se me antojan como un ultimo aliento, un grito desesperado porque no se olvide la historia de la que un día fue una de las fabricas mas importantes. y la familia dueña, una de las familias mas importantes de la zona.

La maquina vuelve a emitir su característico psss psss pum mientras ella sigue con su tarea. la miro de nuevo, me sonríe, y moviendo los labios sin hablar me da las gracias. El corazón se me encoje, quiero decirle tantas cosas... pero solo la observo, trabajando sola en una fabrica perdida en el tiempo.