¿Quien soy yo?

Me llamo Luis Borja,  alicantino, de 27 años. Cuando estaba cursando Primero de Bachiller, un compañero de clase nos enseño un comic japonés,  Love Hina. Por aquel entonces yo ni siquiera sabia que era el manga ni el anime. El único contacto previo, aparte de Pokemon y Dragonball en la tele, habían sido los duros intentos de una novia por que entendiera su mundo y la entendiera a ella.

Unas semanas después de Love Hina llego Naruto. Los tomos se sucedían semana a semana, íbamos pasándolos entre amigos y nos los regalábamos en cumpleaños. Luego llegaron mas, Evangelion, Midori no Hibi, Detective Conan, Kensin, Inu Yasha, Ramma 1/2, Negima...  

Cuando empece la universidad, la idea de que China era una gran súper potencia a tener en cuenta, y por tanto era imprescindible aprender chino, empezaba a extenderse por toda España. Sin embargo no pude conseguir plaza en la Escuela Oficial de Idiomas así que decidí probar suerte con el japonés que se enseñaba en la Universidad de Alicante.

En 2011, tras un par de años con mas derrotas que victorias,  con la idea en mi mente de dedicar mi vida a Japón, pero sin saber por donde empezar, mis padres hallaron la solución. A través de una amiga se enteraron de que una asociación organizaba voluntariados en todo el mundo. Una buena manera de practicar ingles, conocer gente y encontrar, quizá, un camino para llegar a la gran meta que es Japón.

2011 fue también el año del desastre de Fukushima, deseaba poder ir allí y ayudar en todo lo posible. Pero cada ONG con la que contactaba rechazaba mi ayuda, y me remitía a que donase dinero. Eso cambió con la asociación recomendada por la amiga de mis padres, resultó que si organizaban voluntariados en Japón para jóvenes, no en Fukushima, pero si eran proyectos muy interesantes. 

Conseguí plaza en un voluntariado dedicado al mantenimiento de una granja de té. Yo ni sabia que el era importante en Japón, ni que forma tenia una planta de té, ni, por supuesto, tenía apenas idea de hablar japonés. Pero me pareció una buena forma de acercarme a la cultura.

El voluntariado era en un pequeño pueblo de la prefectura de Kyoto, Wazuka.

Lo que allí encontré superó mis expectativas ampliamente. La dedicación de la gente, el esfuerzo, la amabilidad con la que nos recibieron... y las vistas... 

En 2012 tuve oportunidad de volver, esta vez con algo más de tiempo. Decidí quedarme en casa de uno de los granjeros 1 mes y medio tras el voluntariado. Quería aprender mucho mas sobre el té, la cultura y practicar el poco japonés que había aprendido. 

Una noche, volviendo a casa de mi amigo, me pare a ver las estrellas,  era una noche de luna nueva sin una sola nube en el cielo. Mientras escuchaba las ranas croar en los campos de arroz cercanos, lo vi claro. Ese era mi lugar en el mundo. Mi meta pues, debía ser vivir allí. 

En 2013, gracias al apoyo de mis padres, que siempre me animaron para no tirar la toalla, conseguí una beca para estudiar en Japón 6 meses. Estuve viviendo en Nagoya.

Tras varios años de visitas fugaces por fin vuelvo a tener una gran oportunidad, durante 2017 voy a vivir 6 meses en Tokio. Espero que esta sea la definitiva.