El principio de una nueva vida

Hace dos días que llegue a Japón y ya me he dado cuenta que está experiencia volverá a cambiar mi vida igual que lo hizo mi primer viaje hace ya 5 años...

Recuerdo los primeros momentos en aquel entonces, la emoción de coger un autobús desde el aeropuerto de Osaka, haciendo fotos de cualquier detalle... recuerdo claramente mi sorpresa al ver en el autobús un cartel en el que se prohibía hablar en voz alta, "necesitamos uno de estos en España", pensé.

Mucho ha llovido desde entonces, en esta ocasión mi destino es Tokio. En esta ciudad todo es grande y hay mucho de todo. Los precios son altos, hay muchísimas lineas de metro y JR, los tiempos entre distintos puntos de la ciudad son altos, el nivel de vida es alto, hay muchísimos centros comerciales... Presiento que nunca voy a aburrirme.

Por suerte el vuelo que me trajo era directo y no se hizo muy pesado. Pero como siempre "me tiene que pasar de todo" el karma no podía darme un viaje tranquilo, del mismo modo que hizo posible que la chica que se sentó a mi lado fuera muy amable y simpática, también hizo que 20 minutos antes de aterrizar el niño que estaba sentado detrás de mi vomitara y el avión apestara. 

En el tren camino a la residencia todavía no podía creerme que estaba allí. Todo era igual pero a la vez todo era nuevo, eso sí, Japón sigue teniendo un olor característico. El viaje se me hizo eterno, 45 minutos cargado con las dos maletas y la mochila para, al llegar a la residencia, descubrir que no había ascensor. La primera impresión fue un poco extraña, las escaleras y los pasillos son muy estrechos. Sin duda alguna pensado para los japoneses, pequeñitos y delgados, pero a mi me dan claustrofobia. La habitación esta un poco mejor, aunque con las dos camas ya no cabe nada mas. El salon esta un poco mejor, pero la mesa que la madre de Mikko nos ha regalado ocupa también un gran espacio, por lo que hasta que cada cosa vaya teniendo un lugar, todo se ve super desordenado.

Para rematar el primer dia, hubo un terremoto de fuerza 4 en la escala japonesa, calificado como de "moderada intensidad" pero que movió el edificio entero durante 15 segundos.